Nuestros padres se animan. Ahí va la historia escrita por uno de ellos con motivo de.... Halloween.
HALLOWEEN LLEGÓ AL COLEGIO
Noche cerrada, calle Pío XII, una luz se refleja en la calle Peatonal.
-¡Vaya! Seguro que las limpiadoras se han dejado otra vez la luz encendida, comentó Lucía a sus amigas Marta y Laura.
Las tres compañeras de 4º A estaban acostumbradas a ver esas luces incluso cuando paseaban los sábados y los domingos.
- El lunes pasado comentaron los profesores que al llegar había tres luces encendidas, añadió Marta.
- ¡Pero esto es el colmo! Gritó Laura, la puerta también está abierta. Se me ocurre una aventura, chicas.
- - Creo que sabemos lo que estás pensando Laura, dijeron sus compañeros con cara de asombro: ¿no será entrar para apagarla?
- Efectivamente, premio de un jamón, seremos las tres mosqueteras: “una para todas y todas a la aceituna”.
- Juraría que en la peli decían otra cosa, aclaró Lucía.
Las tres amigas entraron con más miedo que ganas, pero la aventura merecía la pena.
- ¡Sissssss! ¡Sissssss!
- ¿Qué es ese silbido?, susurró Marta al tiempo que se agarraba a sus compañeras.
- Yo que sé, con voz temblorosa añadió Lucía.
- Debe ser el aire chicas, yo entiendo de esto pues vivo en “Torremolinos”, vamos cerca de la Torre y el Molino, intentó tranquilizar Laura.
- Bueno y nosotras en Castellón, vamos cerca del Castellón, pero hoy es 31 de octubre, esta noche es Halloween y nos está entrando un escalofrío, le respondieran sus colegas.
De repente una lechuza apareció volando desde el olivo, al lado de la fuente, silbando y mirando a nuestras aventureras.
- ¡Uffffffffffffff! Suspiraron a la vez, que susto nos ha pegado la cigüeña, mira que si nos trae un hermano a estas alturas ya tenemos hechas las particiones.
Las tres aventureras continuaron su camino hacia el bloque de infantil, miraban a derecha e izquierda, arriba y abajo, entre las uñas de las manos y la punta del tacón. Por sus cabezas pasaban las imágenes del esqueleto Manolo, la bruja Mocona, la calabaza Ruperta, el Tío del Saco, la Tía de la Bolsa Reciclable, tantos y tantos “amigos” de sus dulces pesadillas.
Al llegar a las escaleras se jugaron al cinquillo quien era la primera en pasar: a Lucía le tocó la lotería.
- ¿Dónde estará mi carro, digo la llave de la luz? Canturreó con una alegría triste.
- Entrando a mano derecha como toda la vida, indicó Marta.
La encontró, eso fue peor todavía, la oscuridad era total, salieron corriendo cada una para un lado, ruidos metálicos retumbaban por los pasillos, era el pie de Laura que no salía de la papelera de latón, las cartulinas y adornos de los pasillos caían como telarañas pegajosas sobre sus cabezas, de un lado de la puerta tiraba Lucía y del otro Marta; Laura una vez librada del cepo de la papelera tocaba las castañuelas con los dientes como si estuvieses en Los Mimbrales de la Fuente, vamos esos parecía un pleno del Ayuntamiento.
Al fondo una luciérnaga las iluminaba, dos sombras alargadas con alas en la cabeza se proyectaban en la pared del pabellón. De repente, con voz firme se oyó:
- ¿Quién anda por ahí?
Era Diego, el tío de Marta y su compañero Benito, hermano de la Seño Tere Feli que estando de servicio y con su tricornio en la cabeza , atraídos por tanto escándalo, se presentaron en el colegio.
Al verlos, las tres amigas, abrazadas unas a otras, con los ojos como platos, o quizás como cacerolas gritaron con entusiasmo:
- ¡VIVA LA GUARDIA CIVIL!
Y colorín colorado el susto se les ha quitado.
P.D.: Recordad, los miedos solo están en nuestra mente y debemos aprender a dominarlos, pues todo tiene una explicación.
Juan Carlos
Noche cerrada, calle Pío XII, una luz se refleja en la calle Peatonal.
-¡Vaya! Seguro que las limpiadoras se han dejado otra vez la luz encendida, comentó Lucía a sus amigas Marta y Laura.
Las tres compañeras de 4º A estaban acostumbradas a ver esas luces incluso cuando paseaban los sábados y los domingos.
- El lunes pasado comentaron los profesores que al llegar había tres luces encendidas, añadió Marta.
- ¡Pero esto es el colmo! Gritó Laura, la puerta también está abierta. Se me ocurre una aventura, chicas.
- - Creo que sabemos lo que estás pensando Laura, dijeron sus compañeros con cara de asombro: ¿no será entrar para apagarla?
- Efectivamente, premio de un jamón, seremos las tres mosqueteras: “una para todas y todas a la aceituna”.
- Juraría que en la peli decían otra cosa, aclaró Lucía.
Las tres amigas entraron con más miedo que ganas, pero la aventura merecía la pena.
- ¡Sissssss! ¡Sissssss!
- ¿Qué es ese silbido?, susurró Marta al tiempo que se agarraba a sus compañeras.
- Yo que sé, con voz temblorosa añadió Lucía.
- Debe ser el aire chicas, yo entiendo de esto pues vivo en “Torremolinos”, vamos cerca de la Torre y el Molino, intentó tranquilizar Laura.
- Bueno y nosotras en Castellón, vamos cerca del Castellón, pero hoy es 31 de octubre, esta noche es Halloween y nos está entrando un escalofrío, le respondieran sus colegas.
De repente una lechuza apareció volando desde el olivo, al lado de la fuente, silbando y mirando a nuestras aventureras.
- ¡Uffffffffffffff! Suspiraron a la vez, que susto nos ha pegado la cigüeña, mira que si nos trae un hermano a estas alturas ya tenemos hechas las particiones.
Las tres aventureras continuaron su camino hacia el bloque de infantil, miraban a derecha e izquierda, arriba y abajo, entre las uñas de las manos y la punta del tacón. Por sus cabezas pasaban las imágenes del esqueleto Manolo, la bruja Mocona, la calabaza Ruperta, el Tío del Saco, la Tía de la Bolsa Reciclable, tantos y tantos “amigos” de sus dulces pesadillas.
Al llegar a las escaleras se jugaron al cinquillo quien era la primera en pasar: a Lucía le tocó la lotería.
- ¿Dónde estará mi carro, digo la llave de la luz? Canturreó con una alegría triste.
- Entrando a mano derecha como toda la vida, indicó Marta.
La encontró, eso fue peor todavía, la oscuridad era total, salieron corriendo cada una para un lado, ruidos metálicos retumbaban por los pasillos, era el pie de Laura que no salía de la papelera de latón, las cartulinas y adornos de los pasillos caían como telarañas pegajosas sobre sus cabezas, de un lado de la puerta tiraba Lucía y del otro Marta; Laura una vez librada del cepo de la papelera tocaba las castañuelas con los dientes como si estuvieses en Los Mimbrales de la Fuente, vamos esos parecía un pleno del Ayuntamiento.
Al fondo una luciérnaga las iluminaba, dos sombras alargadas con alas en la cabeza se proyectaban en la pared del pabellón. De repente, con voz firme se oyó:
- ¿Quién anda por ahí?
Era Diego, el tío de Marta y su compañero Benito, hermano de la Seño Tere Feli que estando de servicio y con su tricornio en la cabeza , atraídos por tanto escándalo, se presentaron en el colegio.
Al verlos, las tres amigas, abrazadas unas a otras, con los ojos como platos, o quizás como cacerolas gritaron con entusiasmo:
- ¡VIVA LA GUARDIA CIVIL!
Y colorín colorado el susto se les ha quitado.
P.D.: Recordad, los miedos solo están en nuestra mente y debemos aprender a dominarlos, pues todo tiene una explicación.
Juan Carlos
¡Muy bien hecho papás, digo, muy bien escrito papá! Animaos a escribir y hacer con vuestros hijos cosas como ésta. Así ellos disfrutarán con vosotros y percibirán vuestro interés por su trabajo.
ResponderEliminar¡ME HA ENCANTADO! En Infantil guardamos un grato recuerdo de este papá que se le da tan bien escribir historias.Mi enhorabuena Juan Carlos.
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